miércoles, 5 de agosto de 2009

efímero.

poussin: una danza para la música del tiempo.

Qué pronto se evaporan las palabras que escribimos, con qué rapidez amarillean y son pasado apenas unos días después de lanzarse al aire, sobre todo aquí, donde día tras día otras palabras vienen a reemplazarlas y no sabemos a cuáles acudir, si a las que ya fueron escritas hace días o a las que acaban de nacer. La producción masiva de todo tipo de obras de arte o de aspirantes a serlo es lo que George Steiner llama cháchara, pues es difícil distinguir qué de todo ella es significativo y perdurable. Suele decirse que esa es la función del Tiempo, juez imparcial que premia y castiga, que separa la paja de lo efímero del grano de lo perdurable. Yo a veces lo dudo. Se puede ser un autor de éxito, como Marai, en la Hungría de los años treinta y suicidarse en un garaje californiano, meses antes de la caída del muro, olvidado por completo, para resucitar más tarde con rotundo éxito en paises que nunca te conocieron ¿ Hasta cuándo? Esa fue la pregunta que hizo Eduardo Mendoza en una charla primaveral en la terraza de Laie, librería barcelonesa, una charla que yo presentaba, en mi cada vez más lejana primera juventud. Trataba de minimizar el encendido elogio que acababa de dedicarle una deliciosa joven rubia, de piel dorada y ojos verdes - parece que la estoy viendo. " Usted ya es parte de la historia de la literatura española" le dijo ella; y Mendoza contestó " ¿ Sí? ¿ Hasta cuándo?". Es una buena pregunta, ahí va otra: ¿ Si dejara de serlo, serían malas sus novelas?. Pienso a veces que más que el Tiempo es el Azar el juez de nuestros logros; terremotos, guerras, éxodos, pueden sepultar toda una obra o hacer aflorar un fragmento de ella: un poema, un párrafo, un verso. Con suerte, el mejor de todos los nuestros, y encontrado después, al cabo de los siglos, como los frescos en las profundidades de la Domus Aurea o la Venus en el mosaico de una villa romana sepultada por un túmulo en Oriente Medio, hará pensar a quien lo descubre que el resto es igual de bueno. De Safo apenas se conservan fragmentos, retales, y se la considera una cumbre de la poesía occidental ¿ Y si Safo ha tenido suerte y se ha encontrado sólo lo bueno que escribió?. O por preguntarlo de otro modo ¿ Qué poemas maravillosos, qué esplendidos relatos nos hemos perdido, olvidados junto a las culturas que los crearon, esperando el rescate del Azar del abismo del Tiempo? Pienso en universos creados con meticulosidad y mimo de los que nunca sabremos, lamentos gozosos y dolientes que jamás oiremos, música que nunca será interpretada. El artista lucha por transformar lo efímero en perdurable, dejar su obra para los siglos, aun cuando la posteridad es una forma imperfecta de la mortalidad, un placer que no puede disfrutarse, una victoria que nadie celebra. Tal vez sea mejor abandonar la lucha y permanecer en silencio, aunque poco importa, pues estas palabras ya empiezan a evaporarse incluso antes de ponerles punto y final.

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